Una comunidad energética es una agrupación de personas, empresas, instituciones u organizaciones que se asocian para producir, gestionar y consumir energía de manera colectiva, sostenible y eficiente. Estas comunidades suelen basarse en fuentes de energía renovable (solar, eólica, biomasa, etcétera) y operan con modelos colaborativos para maximizar beneficios sociales, económicos y medioambientales.

Aplicaciones de las comunidades energéticas  

  1. Autoconsumo colectivo:

    • Permite que varios usuarios compartan la energía generada por una instalación común, optimizando el aprovechamiento de recursos

  1. Gestión energética inteligente:

    • Uso de tecnologías como la inteligencia artificial y el IoT para optimizar el consumo, almacenamiento y distribución de energía

  1. Almacenamiento de energía:

    • Uso de baterías o sistemas avanzados para guardar excedentes energéticos y usarlos en momentos de mayor demanda

  1. Servicios auxiliares:

    • Apoyo a la red eléctrica local, como regulación de frecuencia y capacidad de respuesta rápida a la demanda

 

Beneficios de las comunidades energéticas  

  1. Económicos:

    • Reducción de costes energéticos gracias al autoconsumo y la optimización de recursos

    • Ingresos adicionales por la venta de excedentes energéticos

    • Independencia frente a fluctuaciones en los precios de la energía

  1. Ambientales:

    • Promoción de fuentes de energía renovables, reduciendo emisiones de carbono

    • Disminución de la dependencia de combustibles fósiles

  1. Sociales:

    • Empoderamiento local y cohesión comunitaria

    • Creación de empleo en sectores relacionados con renovables y tecnología

    • Reducción de la pobreza energética al hacer accesible la energía a comunidades vulnerables

  1. Tecnológicos:

    • Implementación de soluciones innovadoras como redes inteligentes, almacenamiento eficiente y herramientas de monitorización

  1. Regulativos y estratégicos:

    • Contribuyen a cumplir objetivos de sostenibilidad y transición energética establecidos por normativas nacionales y europeas

   

El futuro del autoconsumo pasa por encontrar soluciones innovadoras 

Las limitaciones físicas suponen un condicionante para la evolución del autoconsumo y para llegar al objetivo de tener tres millones de contrato en 2030. La principal limitación es que el 65% de la población española vive en edificios en altura, es decir, 2 de cada 3 personas que viven en España. Se trata del país europeo con mayor población residiendo en pisos o apartamentos.

Por ello, el reto se encuentra en abarcar el mercado de población de edificios en altura, en el que prácticamente no se ha explorado el autoconsumo, según explicó Delia Rebollo, responsable de tecnología de autoconsumo de Iberdrola, durante la celebración del congreso energético Solar & Storage, que tuvo lugar en noviembre de 2024 en Barcelona (España). Y es que, las comunidades solares permiten introducir el autoconsumo sin inversión y con garantía de ahorro. Exploramos, a continuación, los factores.

Una de las motivaciones posibles para aumentar el fomento del autoconsumo en España es la personalización de las ofertas y la proximidad del usuario para poder ajustar la realidad energética a sus necesidades. Cierto es, que la normativa para la implantación de infraestructuras de autoconsumo en los edificios en altura es compleja y que la tramitación se vuelve tediosa, a veces demasiado tediosa, pero, la realidad es que la regulación permite el autoconsumo colectivo en estas infraestructuras.

El autoconsumo colectivo abre varios modelos de consumo energético. Uno de ellos es el promovido por los propios usuarios, por ejemplo, una comunidad de vecinos decide instalar fotovoltaicas en su azotea comunitaria para abastecerse de esa energía. Sin embargo, bajo la experiencia de Rebollo, el proceso suele ser lento y la toma de decisión es tardía por la falta de consenso inicial o las sensibilidades de cada uno de los vecinos.

Otra alternativa de autoconsumo radica en las comunidades solares, en las que las empresas son las que lideran del proyecto y quienes hacen la inversión monetaria. En este caso, la compañía promotora es la encargada de buscar un tejado idóneo donde haya muchos clientes potenciales y el propietario de la azotea se convierte en una especie de anfitrión solar, al ser el dueño del edificio que cede la cubierta de su edificio y donde se realiza la instalación fotovoltaica. En este caso, existe un canon por el alquiler de la cubierta (normalmente en desuso y por la que no se obtiene rentabilidad alguna), tiene acceso prioritario a la energía y además contribuye a la imagen de marca de la compañía que cede su azotea al participar de un proyecto sostenible.

Los vecinos solares son otra de las opciones para participar en un modelo de autoconsumo energético. “Transforma el autoconsumo colectivo en un modelo de suscripción (tipo Netflix) en el que se paga una cuota mensual y te da derecho al uso de fotovoltaica, sin permanencia. No es tarea difícil encontrar a vecinos solares, porque hay mucho interés”, señaló la responsable de tecnología de autoconsumo de Iberdrola durante su ponencia, quien añadió que los vecinos tienen los mismos derechos que el resto como el acceso a la compensación de excedentes o batería virtual, las cuales permiten guardar de manera “virtual” y en forma de dinero los excedentes generados por la instalación de autoconsumo.

Las comunidades energéticas locales transforman el modelo energético y sociocultural 

 

Mesa redonda acerca de comunidades energéticas en el congreso Solar & Storage

 

Durante la celebración del congreso Solar & Storage se celebró una mesa redonda para abordar la fuente de cambio de los modelos energéticos y socioeconómicos derivado de la implantación de comunidades energéticas locales. Una de las participantes fue Lucía Aller Gutiérrez, técnica de proyectos de AIGUASOL, quien puso en valor las comunidades energéticas Ecohuellas y La Bordeta, como ejemplos éxitosos de su aplicación.

“La gobernanza comienza por un grupo motor muy politizado y organizado para promover la energía. Se fueron adaptando desde las diferentes figuras jurídicas a las necesidades de financiación y pasaron de asociación a cooperativa, que es la figura jurídica que más se adapta a la no normativa que ahora hay. Es importante tener un grupo técnico para la gestión de demanda, ingeniería, crear puentes comunicativos con la administración pública… El pueblo entero participa en la comunidad energética y esto facilita mucho más la participación publico-comunitaria entre Ayuntamiento y comunidad. El propio Consistorio ha puesto a un responsable técnico y jurídico de la comunidad educativa para llevar a cabo los requisitos técnicos de los proyectos”, declaró Aller.

Acerca de las principales barreras existentes para la constitución de comunidades energéticas locales, Adrià Serarols Llorens, consultor energético de Ecoserveis, señaló la gobernanza, la accesibilidad económica y los conocimientos.

-La gobernanza: “Para que todas las voces sean escuchadas y sean un reflejo de la sociedad”

-La accesibilidad económica: La participación ciudadana en comunidades energéticas no debe limitarse a aquellos que cuenten con recursos económicos, sino que deben ser una oportunidad para los más colectivos más vulnerables

-Los conocimientos: Los proyectos de comunidades energéticas locales deben ser impulsadas no sólo por agentes familiarizados con el sector energético, o con un perfil técnico, sino que deben nacer del deseo común por crear o participar de estas iniciativas solares.

Durante la mesa redonda, Caroline Plaza, socia gerente  Becquerel Institute de Francia, señaló que el marco jurídico de autoconsumo está muy definido en el país vecino y que se habla de comunidad energética y autoconsumo colectivo de manera conjunta. Relató que en Francia muchos proyectos de comunidades energéticas nacen de los propios ciudadanos que tienen voluntad de invertir en proyectos solares y existen plataformas a través de las cuales los usuarios participan en la gobernanza de las mismas.

En conclusión, los ponentes subrayaron la idea de que las comunidades energéticas son una herramienta importante para la democratización de la energía, donde los ciudadanos pasan de ser agentes pasivos a activos, o que la regulación de estos proyectos desbloqueará cuestiones actualmente en el aire y supondrá un revulsivo para su proliferación.

 

 ¿Cómo puede Neuro Energía apoyar a las comunidades energéticas? 

Neuroenergía ofrece servicios especializados en el sector energético y algunos de los aplicables a comunidades energéticas son:

  • Consultoría: Asesorar en trámites regulatorios para la creación o gestión de comunidades energéticas

  • Software avanzado: Aplicación de herramientas como SmartCEL para monitorizar los flujos de energía y económicos entre los integrantes de la Comunidad, así como para facilitar la gestión de usuarios, repartos y características al gestor o representante de la misma.

  • Optimización de mercados energéticos: Diseño de estrategias para minimizar desvíos y maximizar beneficios económicos

  • Capacitación técnica: Ofrecer formación a los miembros sobre gestión energética, mercado eléctrico y nuevas tecnologías

  • Automatización y diferenciación: Ayudar a las comunidades a operar con herramientas tecnológicas que optimicen sus recursos