La transición hacia un modelo energético y digital más sostenible presenta retos sin precedentes en Europa y España juega un papel estratégico en la configuración de su futuro industrial. Precisamente durante el I Foro Industrial, organizado por El Periódico de la Energía, especialistas del sector exploraron las estrategias clave para captar nueva demanda industrial en un escenario marcado por la competitividad global, la volatilidad de los precios energéticos y el avance de las energías renovables. Durante una mesa redonda en la que se puso sobre la mesa las alternativas para atraer demanda a España, y no perder el liderazgo del país hacia la descarbonización, los expertos subrayaron la importancia de coordinar las políticas regulatorias, los avances tecnológicos y las infraestructuras.
Según el último informe de Mario Draghi, bajo el nombre de ‘The future of European Competitiveness’, Europa necesita una estrategia para evitar su dependencia a materias primas críticas y en este sentido, Blanca Losada, presidenta de Fortia Energía, destacó la importancia de un desarrollo energético y digital que vayan de la mano para lograr hitos medioambientales, así como oportunidades para una nueva revolución industrial. Acerca de los precios de la energía y la competitividad internacional señaló la necesidad de apostar por las fortalezas del panorama español: “Lo mejor para crear la industria del futuro es apalancarse en la existente, descarbonizando la industria y creando la de la descarbonización. La industria necesita precios, acceso a la energía, a redes, a infraestructuras… Tenemos ventajas competitivas en las infraestructuras que se deben hacer valer, pero hay que crear un marco para todo esto”.
Precisamente, el informe Draghi habla de la necesidad de actuar bajo un marco regulatorio homogéneo en la Unión Europea, por ahora inexistente, lo que trastoca el mercado. Además, se carece de una regulación simple y facilitadora: “Tenemos muchas palancas que se pueden activar, pero es importante verlas con cierto sentido de la urgencia porque nuestra industria compite en mercados globales y la realidad es que la demanda industrial va descendiendo”.
Daniel Fernández, Director de Relaciones Institucionales, Comunicación, Regulación y Estrategia de Engie España, realizó una radiografía entre el estado de la demanda, la oferta y los precios: “Puede que la demanda no siga a la oferta y esto genera grandes incertidumbres para el inversor. Los precios 0 no son buenos para nadie. Desde el punto de vista de la demanda, no hay problema de demanda, sino problema de acceso a la demanda. Hay que facilitar la inversión en redes y dar visibilidad para ver dónde hay capacidad y dónde se otorgará la capacidad. El almacenamiento también es importante, para mitigar el efecto de la curva horaria de precio. Esos mecanismos de flexibilidad son fundamentales. Hay mucha oferta y la demanda tiene que evolucionar”.
La importancia de las redes eléctricas para abordar los retos de la transición energética
La electricidad verde y asequible se postula como una de las vías únicas para reducir la dependencia energética y recuperar el peso industrial. Sin embargo, la inversión en España en redes eléctricas es muy inferior a otros países de la Unión Europea, como Italia, Francia o Portugal, lo que restringe la capacidad del país para hacer frente a la transición energética, según explicó Patxi Calleja, director de Regulación de Iberdrola España.
“Sobre el informe Draghi, dice tres cosas: No tenemos gas ni petróleo y siempre lo vamos a tener más caro que las zonas geográficas con las que competimos. La competitividad solo puede venir reduciendo dichas dependencias. Hay mucho ruido, pero no todas las cosas son igual de importantes. Tenemos los recursos y tiempos limitados. Tenemos que ver qué drivers lideran la industria europea y ver cuáles son las líneas de acción. Y yo creo que son tres: Descarbonización, I+D, y ayudas”, manifestó Calleja.
Sobre esto último, las subvenciones, explicó la posibilidad de acelerar la electrificación de la industria con ayudas europeas y manifestó la defensa en España de obtención de fondos europeos para paliar las deficiencias. Otras medidas horizontales que puso sobre la mesa fueron la de eliminar los sobre costes de la electrificación, porque consideró que si se está a favor de la descarbonización, no se ha de “penalizar” la electricidad. Y, acerca de la pregunta de cómo atraer demanda, señaló que primero es necesario abordar la atención: “Está bien la planificación, pero hay que reflexionar cómo con los elementos de hoy se puede dar más suministro a la industria. España no está electrificada para los usos que tenemos actualmente. Cuando se electrificó eran infraestructuras nacionales y estamos en el mismo punto”.
Calleja apeló a abordar la inversión en redes eléctricas, como un asunto de calado nacional, poniendo de ejemplo la actuación que se llevó a cabo en el pasado con la electrificación general del país. “En el informe Draghi se incide en que se desarrolle un plan de redes, tanto desde el punto de vista de distribución como de transporte. No tenemos problemas de desarrollar redes, pero pedimos que se agilice todo. El que haya diferencias en Europa, en regulación, genera diferencias de competitividad.“, apuntó.
La energía barata en España, como polo de atracción de la demanda
Oferta y demanda viven en desequilibrio. El consumo eléctrico ha decaído y la oferta continúa al alza. Y, frente al reto de atraer nueva demanda eléctrica o que la industria se asiente en España, es clave que los precios sean bajos, un factor con el que cuenta el país y hace que se postule en una posición estratégica en la carrera energética. Sin embargo, es preciso atender a aspectos que garanticen que el precio bajo no se dispare.
En este sentido, Christina Rentell, Research Lead Director de Iberia de Aurora Energy, puso de manifiesto que “existe una tendencia clara a que el precio de la energía va a bajar, pero hay que tener en cuenta componentes como los peajes o las restricciones que pueden encarecer el precio final“. Mientras que, Javier Revuelta, Senior Principal de Afry, puso en valor “la buenísima situación para atraer data centers y nueva industria. Claramente la situación es inmejorable al tener la energía más barata de Europa”.
Con el tiempo a contrarreloj, España se enfrenta a la oportunidad de liderar la transición energética europea, pero previamente deberá conectar las demandas industriales con el desarrollo de la generación renovable, a través de una estrategia global que integre inversiones en infraestructura, reformas regulatorias y políticas industriales. El factor tiempo es crucial, ya que las decisiones que se adopten en los próximos años marcarán el lugar de España en el nuevo panorama industrial mundial.
“Las gafas” con las que el Ministerio ve la industria del futuro
Jordi García Brustenga, Director General de Estrategia Industrial y de la Pyme en Ministerio de Industria y Turismo, reconoció la inmadurez de la transición energética, frente a otras transformaciones, como la digital, que se ha instalado con mayor facilidad. En este sentido, manifestó el potencial de la oferta o la tecnología en la industria energética y reconoció la necesidad de generar certidumbre para los inversores y el sector.
“Desde el Ministerio de Industria, uno de los objetivos clave es acabar de entender la energía como un problema o reto, a que sea el factor de competitividad principal, asumiendo que España tiene activos interesantes para las nuevas energías. Tenemos sol, viento y estamos lejos de conflictos. Con la idea de que no solo generemos y vendamos energía, sino que se genere industria y el valor sea mayor. Para esto, hay que mirar la energía con las gafas de la industria puestas”, señaló García Brustenga.
La nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica impulsada por el Ministerio de Industria y Turismo creará la Reserva Estratégica basada en las Capacidades Nacionales de Producción Industrial (RECAPI), para asegurar en tiempos de crisis o pandemias el suministro de recursos de primera necesidad o de carácter estratégico. La idea del Gobierno con la creación de esta reserva estratégica es colaborar con las empresas para que puedan mantener, junto a sus habituales líneas de producción de carácter comercial, una capacidad latente de adaptación a la producción de bienes estratégicos capaz de ponerse en marcha y escalar la producción con gran rapidez en caso de emergencia, según apuntan en la web de La Moncloa.
“Se incorpora la transición y el apoyo a las industrias intensivas en energía, un foco en esta visión de la energía de la industria. Es decir, desde Industria, por primera vez, se asumen estos factores transversales y se pone dirección a esta política de industria”, señaló García Brusteng.